Problemas sexuales
La importancia de estos problemas y la preocupación, tanto de hombres como de mujeres, por alcanzar unas relaciones sexuales satisfactorias, ha hecho que surja un especial interés por los problemas o disfunciones que pueden dificultar o impedir la consecución de dicha satisfacción.
Este interés, en aumento en las últimas décadas, ha hecho que las disfunciones sexuales constituyan hoy día, un motivo más, igualmente necesario, por el que las personas de ambos sexos busquen ayuda profesional.
Problemas de deseo-interés sexual, problemas en la excitación sexual (como por ejemplo, problemas para tener o mantener una erección en el hombre), problemas referidos al orgasmo (como por ejemplo, eyaculación precoz o retardada), dolor en las genital en las relaciones sexuales, imposibilidad en la mujer de conseguir la penetración, insatisfacción con la frecuencia del sexo en pareja, o fobias sexuales, son algunas de las disfunciones sexuales más frecuentes.
Algunas de las causas a la base de estos problemas, suelen ser ansiedad o estrés, temor al fracaso, así como la presencia de una educación rígida, sistema de creencias desfavorables sobre cuestiones de sexo (“mitos erróneos”), presentes en muchos hombres y mujeres. También la falta de habilidades y conocimientos sobre la propia sexualidad, entre otros.
El psicólogo habrá de evaluar los problemas sexuales y otros problemas posiblemente asociados, y diseñar la intervención más adecuada para el caso concreto, informando al cliente de todo ello. El tratamiento psicológico o terapia sexual, en estos casos, comenzará proporcionando información y educación sexuales adecuadas a los pacientes, para eliminar falsas creencias que pudieran estar influyendo en el problema. Como resumen, comentaremos que, en la mayoría de las ocasiones, será necesario reducir la ansiedad asociada a las relaciones sexuales o a las actividades sexuales en general, aplicando las técnicas necesarias en cada caso en particular. Otro aspecto importante en la mayor parte de los tratamientos será la adquisición de habilidades de comunicación y la mejora de las relaciones generales de la propia pareja, en el caso de la que hubiese.